miércoles, 10 de febrero de 2010


Yo,siempre estuve en el mismo lugar.

Debo tener un punto en las manos ,en vez de una raya ,que marque ese destino de inmovilidad geográfica.

Los otros lugares son fotos, relatos , recuerdos ajenos.

Angel le contaba en cambio de un pueblito en Europa.

El mar cerca y algunos cerros secos como los de acá.

A Dolores casi que le enojaba ese conocimiento cabal de casi todos los rincones de la pequeña ciudadita.

Hasta que Angel le mandó la dirección archiconocida del Edificio Gomez.

Si se va en horario de comercio, las puertas están abiertas.

Por el ascensor al último piso, solamente está el departamento del portero solitario que en a las mismas horas en que la puerta está abierta se sienta cerca de ella para vigilar.

Entonces es un piso solitario en horario de comercio.

Para la izquierda, al fondo una escalera marinera para llegar al techo, con parada a los pies del tanque de agua, luego segunda escalera marinera hasta la testa misma del tanque, desde ahí vista privilegiada a las entrañas con flotante , para abajo la pequeña ciudad desde un ángulo desconocido.

Quienes accedan al alto secreto del edificio Gomez, deberá dejar algún pequeño objeto propio , como remitente del último visitante , firmado y con número telefónico, el nuevo visitante habrá de recoger el anterior .

No miró el nombre, pero se quedó parada mirando para abajo.

Los árboles tapan un poco la visión de los autos y la gente y el alejamiento suaviza los ruidos.

Se dio cuenta por primera vez de que estaba el mundo sumergido en un cauce de vientos y en ese momento una correntada sacudió el follaje y le despeinó el pelo.

Su punto en el mundo se movía lentamente para el lado de la noche.

Se quedó un rato pensando en otra cosa de las que Cortez le contaba.

Hace muchos años cuando la abuela de Cortez estaba por casarse recibió por dote doce monedas de oro.

Al construir la casa las monedas habían sido colocadas en doce lugares de las paredes.

¿verdad?

¿mentira?

Muertos los abuelos, los hijos podían decidir la demolición de la casa ,que en verdad parecía ser el único punto propio que tenían en el mundo.

De encontrarlas podían construir nuevamente o viajar a buscar otro sitio en el mundo.

De no encontrarlas, empezar de nuevo sin nada.

El Sr.Cortez padre decidió viajar ,moverse sin nada ,dejando la casa en pie para que permaneciera viva la leyenda o el depósito de las doce monedas como una esperanza en caso de que hubiera que regresar.

Sin pensar en ningún viaje , Dolores en un paisaje nuevo pero archisabido, se quedó envuelta en medio del viento y la verdad es que le gustó.

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