jueves, 18 de marzo de 2010



Si de un aparato se tratara, Dolores Morales hubiese sido un encanto ,un lujo.
De bajo mantenimiento,autolimpiante,compacta,pequeña,redondeada,resistente a tratos extremos y feroces,se guardaba sola en sitios discretos...en fin ,era un pequeño totoro occidental.
Se dedicaba a las tareas domésticas que tuvieran riesgo de honor,repetición,aburrimiento,nausea o esfuerzo desmesurado.
Garantía de capacidad para soportar dolores sin gradientes de moral,o morales estables hasta en dolores límites.
Un cachivache anacrónico y extravagante en épocas de velocidad,bajo peso, formas aguzadas y livianas a la vista y gran desplazamiento intelectual
Cortez ,que de asimilarlo a máquina sería una novedad importada de alto rendimiento,adaptable a toda circunstancia y medio ,con precisión y diseño de alta gama destinado al éxito seguro en casi infinito abanico de casos, era el contacto que la caprichosa natura había designado para Morales y su modem gracias al felíz retiro de José y su impresora.

Así que para intercambiar ideas,Morales debía forzar sus motores hasta que se olía a plásticos y aceite quemado y Cortez,utilizaba el mismo momento
para repasar algunos circuitos básicos y algun fusible que requiriera de errores lógicos básicos para quemarse sin peligro de daños.

Suerte para la desgracia y el más mejor unidos por el hilo doble y falso de un Galileo que era distinta persona para cada uno.
No conformaron nunca exactamente una divina trinidad ,pero se las arreglaron bien para ser un bifurcada dualidad según la gente que los rodeara.

Cortez jugaba a las cartas con Morales ,siempre le tocaban las letras más altas que con displicencia y abandono volteaba sobre el centro de la pantalla en una filigrana exquisita ,equilibrada ,breve y perfecta y Morales
sudaba con la eterna duda de la s y la c y de las dos malditas b o v,que le tocaban, hacía con gran agitación y empeño una bola verdosienta y la metía en una u que usaba a manera de honda para poder lanzarla al modem esquivo.

Un gran David, una miserable Goliat, uno en su descanso y la otra tratando de recuperarse de tamaño esfuerzo.
Galileo no se veía en estas lides pero se lo adivinaba sufriendo por distintos motivos en su bilocación elegida y aceptada.
Una máquina de energía ,una de inutilidades varias y otra de sufrimiento vocacional y aceptado.
Para los tres era ocasión de encanto y belleza inusitada.

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