jueves, 28 de enero de 2010

mentiras IV

Galileo,tenemos treinta años y un cachito.
Estamos acá mucho antes de donde queríamos.
No es el punto correcto,pero...disimulamos y no decimos nada.
Treinta años deberían ser salud y nos sentimos para la mierda,incómodos y sucios.
Pero nos quedamos calladitos ,porque creemos que si nos esforzamos un poco tendremos chance de lograrlo.
¿Pero lograr qué?
Sueños,sueños infantiles y gloriosos.
Nosotros allá ,en la ecuestre estatua,como nos prometió la mamá y la segunda mamá de septimo.
Esas que con amor cortan pasto para los camellos.
Galileo,Galileo ¿dónde estás que no te veo?
Ahí...
Venimos de los veinte ,de las explosiones de amor ,del carnaval de amigos, de los excesos que corren el límite de las expectativas prohibidas
Y cuando de repente se acabó la música ,y se prendió la luz ,con los ojos doloridos vimos a unos de los amigos que se arreglaban un poco,y que muy serios rumbearon para otro lado del que habíamos acordado con admirable seguridad,algunos otros están dormidos ,deshilvanados por ahí y no recordamos quienes son ,otros se fueron antes de la borrachera y dicen que siempre ,en medio de todas estas fiestas hay uno que se muere .
Galileo hiciste uso en esas fiestas de todos sus encantos y hoy por hoy vivís con tu princesa,la mejor de todas,la más campeona...pero la mejor de entre todas las de una caja así de chiquita.
Galileo como tenemos treinta ya, hemos descubierto que hemos estado eligiendo entre dos sabores y dos colores y que hay cientos y cientos ,más allá ,en la raya del horizonte.
Lo mismo piensa tu princesa aunque no lo dice.
Ni por puta lo va a decir.
Antes muerta que decirlo...
¿Sabes que pasa,Galileo?
Es que todavía faltan unos días para que te enteres que ese ácido que te está agujereando por dentro ,nos está ahuecando a casi todos.
Y te faltan años ,para que sepas que te vaciaste al pedo,que las cajas tienen dos sabores,que el camino al horizonte es una capa de dulce de leche de tres metros de profundidad y que el horizonte es una rayita móvil y se aleja.
Eso sí, en la cabecita baila un sabor y color extravagante y exquisito y hay la certeza de una cinta transportadora más veloz que el horizonte.
Es gracioso ,la verdad en cuotas es como una buena mentira persistente y pegajosa que con la inyección de la próxima cuota en medio del traste trémulo y miedoso ,mutará ,no en verdad ,sino en otro engaño.
Me imagino las carcajadas que se le deben escapar a quien nos contempla .
Mínima sonrisita al lado de la que le provocará verte la expresión, en el instante mismo del ascenso a la cinta ,de esos pocos.
Estamos tan cansados ,tan desilusionados que no alcanzamos a pensar que ese ascenso ,a lo mejor ,es una puesta en escena falsa para que sigas pataleando.
Tontos, Galileo somo unos tontos,usando el escudo de las mentiras como la mierda y clavándonos la espada en donde más nos duele.
Vanidosos pelotudos,a veces hasta creemos que la cinta se nos acerca y a lo mejor es la verdad que juramos es mentira ante todo el tribunal.

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