lunes, 11 de marzo de 2013
miércoles, 31 de agosto de 2011
Elena
Un día cualquiera ,cuando yo tendría alrededor de diez años,mi padre nos comunicó en una sobremesa sus deseos de comprar una casita de fin de semana.
Algo muy pequeño, dado que los bienes familiares eran escasos.
El plan ,tomado con alegría por todos nosotros,se convirtió en la maravillosa tarea de emplear los otrora lánguidos y aburridos fines de semana en la búsqueda de ese bien.
Hoy a la distancia, viendo las razones banales y las excusas por las que jamás compró propiedad alguna y conociendo profundamente a mi padre ,me permito sospechar de que nunca estuvo en sus planes compra alguna y que todo se circunscribió apenas a esa dicha vana de la búsqueda.
Una de esas veces ,fuimos a ver una pequeña casita en San Roque.
Era la casa de una pareja de ancianos.
La casa si bien era de humildad absoluta ,gozaba de todos los halagos que un dueño puede prodigar a una propiedad a la que ama profundamente y que la convierte en una belleza.
En este caso era una delicia pequeña ,de escasos metros ,pero que para mi admiración y fascinación ,sobre todo ,contaba hasta con el bonus de un sótano en el que el viejito guardaba vinos.
Los pareja buscaban canjear la casa por una en el centro ,en vista de que estando ambos muy ancianos la cercanía a un hospital se les hacía indispensable.
Eso aumentaba la dificultad de nuestra inútil y entretenida búsqueda.
Pero lo mejor de esta historia estaba por suceder.
A apenas dos cuadras de esta casa ,nunca mejor dicho soñada,vivía un tio de mi papá.
Un tio que hasta no poco tiempo atrás había ostentado el título de ser el solterón de la familia.
Para claudicar se había casado con una mujer anacrónica y extraña.
Mediaban los años setenta y recuerdo la imagen de la nobel casada como un ser de las películas de los cincuenta :pollera acampanada, la cintura estrangulada, el peinado duro de spray con bananita y la cara empolvada hasta el ridículo.
El tio de papá , entretanto ,tenía un bar y contaba chistes estúpidos sin parar, en su rol de anfitrión generoso y bienintencionado.
Como la búsqueda de la casa en el centro, que lograra reunir las condiciones de precio ,ubicación y agrado de los viejos se hacía cada vez más intrincada ,se repitió varias veces la visita a casa del tio Lito (así le llamaban) que quedaba de pasada en esas tardes de domingo abundantes en horas hasta el hartazgo.
Yo le prestaba mucha atención a Elena (así se llamaba la esposa del tio de papá).
Ponía una mesa exagerada en objetos.
Tacitas, mil platitos ,vasos,copitas ,posavasos ,servilleteros, servilletitas ,mantelitos,mantelotes,etc.
Lo que más me gustaba era que me trataba de ud.
Amaba eso de :“Adrianita,Ud siéntese allí al lado de su mamá y a su hermanito lo dejamos cerca del tio…”
Siempre me mostraba sus pequeños tesoros en las sobremesa de las opíparas meriendas.
Para los demás de seguro serían baratijas ,pero para mí que era una nena rara (para no decir fea,errónea y extraña ),eran interesantes.
Carpetas con exámenes de bordado, en su mayoría ,con diferentes dibujos hechos con peligrosas y finisimas agujas que lograban maravillosas texturas.
Algunos eran calados,otros monocromáticos, eran carpetas así de gordas que fueron adelgazando a medida que pasaron esos domingos.
Obviamente nunca encontramos la casa para los viejos y nunca tuvimos la de ellos,con su campito de acelgas en la tierra llena de salitre.
Dejamos de ver al tio Lito y su esposa.
Pasó un tiempo,largo,pero no tanto dado de que yo recuerdo que continuaba niña.
Tia Elena murió.
Por los murmullos,me enteré que se había suicidado
Habría estado, según se comentaba, sellando lo más que pudo (que fue suficiente) los orificios de la casa para que el gas ocupara todo el espacio.
Se tomo unas pastillas para dormir y se quedó impecable, empolvada horriblemente ,con su peinado cincelado y su cintura marcada con fuerza ,recostada de costado para no apoyar los zapatos en la cama lisa y prolija con una colcha de raso bordó.
Un primo de papá me trajo dias después una bolsita con mi nombre que contenía la carpeta de las pruebas de bordados y un misal .
La mercadería que me tocó en herencia evidentemente o no había sido requisada, o la revisación se limitó a oro o dinero.
El misal ,olía como no podía ser de otro modo a naftalina.
Tenía las tapas de nacar y unos brochecitos barrocos cerraban sus páginas.
El secreto fue develado al ser abierto el misal.
Elena ,durante años ,había recortado la parte interna de las hojas a un cm más o menos del borde,cosa de no desaparecer el filo de oro que se hacía normalmente en estos libros y había pegado en cada hoja una hojita con sus escritos.
Eran cuentos lúgubres,complicados,obscenos,de encastre complejo y divertido.
Terribles, ocultos ,peludos ,impúdicos ,líricos ,soeces ,calenturientos y jocosos.
Mierda! Me dije,cerrándolo nerviosa.
Con diferentes texturas,algunos con colores ,otros solamente blancos y muy difíciles y trabajados, fueron golosinas en mi adolescencia
Los conservo aun.
Me da mucho pudor darlos a la luz, como hice con mis escritos propios ,hasta dar con la certeza y la paz de que nunca nadie me lee .
Pero falta un poco de ánimo solamente y de borde dorado ,porque de transcribirlos entiendo que el borde dorado les quedaba bien.
.
miércoles, 3 de agosto de 2011
Corpiño nuevo
corpiño nuevo
Hoy me fui a comprar un corpiño.Iba contenta y atenta,es sabido que comprarse un corpiño es casi como comprarse un par de zapatos.
La vendedora me miró con impudicia y experiencia ,pero no se qué parte; porque tenía puloveres,tapado y bufanda de lana gorda .
Me dijo así: las señoras de cierta edad necesitan corpiños de breteles muy anchos,que tengan el escote alto,que sostengan,que levanten,que formen...
Dejé de estar contenta pero seguí atenta.
Me compré uno ,siguiendo sus consejos ,de un beige amarronado,para que no se trasluzca jamás ni con el mínimo tul por encima,la espalda totalmente cubierta con unas cinchas de refuerzo para ayudarme a mantenerme erguida,una espesa tela por delante antipezones y también se prende por delante, por si necesito ayuda de enfermera o asistenta, en una tira de broches de más de diez cm.
Estoy estrenando mi corpiño inicial de la tercera edad o una prenda ortopédica.
Lo pagué un Perú.
Pero caminé dos cuadras y sin vendedoras que aconsejaran ,bajé uno de una góndola, uno precioso ,de encaje rosa,con push up y unos conejitos de play boy en el bretelito
lunes, 11 de julio de 2011
Compatibilidad y otros reptiles
Segunda etapa del post iniciado AQUÍ. Un post transbloguero, multiplataformico, y, en este caso, también bilingue. Por primera vez - creo - me valgo de mi título de co-autor del blog de la Condesa Barthory. Irrumpo sin advertir a nadie (buenos días señora Condesa, disculpe por la invasión), para proponer una mirada sobre estos breves fragmentos filmicos: | Seconda tappa del post iniziato QUI. Un post transblogghistico, multipiattaformico, e, in questo caso, anche biligue. Per la prima volta - credo - mi avvalgo del mio titolo di co-autore del blog della Contessa Barthory. Irrompo senza avvertire nessuno (buongiorno signora Contessa, chiedo scusa per l'invasione) per proporre questi brevi filmati: |
Secuencias de la comedia de Dino Risi "Il segno di Venere" (1955); con un reparto de excepción (entre los protagonistas: Franca Valeri, Sophia Loren, Vittorio De Sica, Alberto Sordi, Raf Vallone, Peppino de Filippo...) no está quizás entre las mejores películas del director, pero es perfectamente funcional al discurso de la compatibilidad interdisciplinaria que introduje en la primera etapa del post. En este caso las disciplinas son: 1) el cine y 2) la autobiografía. El diálogo entre los actores se desarrolla a lo largo de Viale Libia, diria a la esquina con Plaza Gimma, que se puede notar fugazmente en el segundo fragmento) y en el fondo de la calle se nota el campanario de la - fea - iglesia de Sant'Emerenziana en la plaza homónima. Treinta y dos años después de la filmacion de la película, yo, el futuro Milo Temesvar, he ido a vivir sobre la continuacion de aquella misma calle, a la altura de la plaza de la iglesia. No solamente eso; Franca Valeri interpreta a la Señorita Cesira; y también mi abuela italiana se llamaba así; en realidad mi abuela se llamaba Egisena, pero puesto que no le gustaba aquel nombre, optó para hacerse llamar Cesira... Además, el personaje de De Sica declara tener ya 53 años, y también yo, hasta hace poco, los tenia. Por tanto, habiendo demostrado que puede existir una extrema compatibilidad entre el cine y la autobiografía, llega el momento de poner la palabra FIN a las premisas. Y de afrontar el auténtico argumento del post, pero lo haremos EN LA PROXIMA ETAPA (Serà una etapa autoreferencial, a lo mejor aburrida, pero necesaria). | Sequenze della commedia di Dino Risi Il segno di Venere (1955); con un cast d'eccezione (fra i protagonisti: Franca Valeri, Sophia Loren, Vittorio De Sica, Alberto Sordi, Raf Vallone, Peppino de Filippo...) non è forse fra i migliori film del regista, ma è perfettamente funzionale al discorso della interdisciplinarietà e della compatibilità che avevo introdotto nella prima tappa del post. In questo caso le discipline sono: 1) il cinema e 2) l'autobiografia. Il dialogo fra gli attori si svolge lungo Viale Libia (direi all'angolo con Piazza Gimma, che si può notare fuggevolmente nel secondo filmato) ed in fondo alla strada si nota il campanile della - brutta - chiesa di Sant'Emerenziana nella piazza omonima. Trentadue anni dopo le riprese del film, il sottoscritto, futuro Milo Temesvar, è andato ad abitare sulla continuazione di quella stessa strada, all'altezza della piazza della chiesa. Non solo; Franca Valeri interpreta la signorina Cesira; e anche la mia nonna italiana si chiamava così; in realtà mia nonna si chiamava Egisena, ma dato che non le piaceva quel nome, optò per farsi chiamare Cesira... Inoltre, il personaggio di De Sica dichiara di avere già 53 anni, ed anch'io, fino a poco tempo fa, li avevo. Quindi, avendo dimostrato che vi può essere estrema compatibilità fra il cinema e l'autobiografia, giunge il momento di mettere la parola FINE alle premesse. E di affrontare il vero l'argomento del post, ma lo faremo nella PROSSIMA TAPPA (sarà una tappa autoreferenziale, magari noiosa, ma necessaria). |